09 mayo, 2015

True love will find you in the end.

El hecho de que lo que me rodea cambie pero a mí me dé la impresión de que sigo igual me genera sentimientos encontrados. Hace como dos años atrás, mi mejor amiga se quejaba de que estaba soltera y se sentía desesperanzada porque el chico que le gustaba no parecía estar interesado en ella y ahora son novios desde hace poco más de un año. En aquellos tiempos, chateábamos seguido y estábamos horas hablando de todo un poco, imaginando situaciones, compartiendo chistes. Ahora nos vemos una vez cada varios meses y nos quedamos sin temas después de ponernos al día y quejarnos de alguna situación puntual. No es que las cosas estén mal entre nosotras, simplemente las cosas cambiaron y ya no hablamos de lo mismo. 
En tal solo un año, todo cambió para ella. Pero yo siento que mi vida se ha mantenido prácticamente igual...Quiero cambios positivos, quiero enamorarme con alguien que sea correspondido, quiero que las cosas den un giro. No se trata de mí, yo estoy bien como estoy. Necesito oportunidades, si no aparece un chico que me interese, es imposible que algo pase. 
Últimamente se me ha dado por ponerme a leer mis diarios y lo que escribía cuando era más chica, lo atribuyo a que dentro de un mes voy a llegar a las dos décadas de vida y estoy nostálgica. Hace unas semanas encontré unos archivos de Word con historias cortas protagonizadas por mi mejor amiga de la escuela y yo. Me acuerdo que las escribimos en el verano de transición de la escuela al liceo, aún teníamos los sentimientos de la escuela a flor de piel pero ya pensábamos en hacer cosas que hacen los adolescentes. Estas historias surgían de nuestras fantasías e involucraban a los chicos que nos gustaban, que estaban en primero de liceo, y a las chicas populares de nuestra clase. Fueron las últimas veces que vi a esa amiga porque al final entré a un liceo nuevo en vez de quedarme en el del colegio, pero escribimos todo dando por sentando que iríamos al mismo liceo y seguiríamos siendo mejores amigas. Lo que me llamó la atención de nuestras fantasías trascritas era nuestra concepción de lo que era la adolescencia y nuestra falta de valores. Me di cuenta que esa versión mía pre-adolescente de 11 años que escribió eso claramente tenía una mentalidad influenciada por las películas y las series de televisión que mostraban todo de una manera que lo hacía parecer interesante y divertido. Nuestro concepto de diversión adolescente estaba totalmente alejado de lo que en un futuro cercano fue mi concepto de diversión adolescente, y se acercaba más a mi concepto de lo que NO era diversión adolescente. En estas historias, nosotras con 15 años teníamos un novio y una segunda relación a escondidas. No solo le metíamos los cuernos a los dos sino que además nos divertíamos haciéndolo. También nos emborrachábamos, apretábamos en los cumpleaños de 15, hasta teníamos sexo. Todo era joda, joda, joda. Me sorprendí tanto al ver esto porque no me acordaba de que en algún momento llegué a pensar así. Pero me di cuenta de que esa no era mi forma de pensar porque yo todavía no tenía una forma de pensar, no tenía opiniones con respecto a distintos temas, era algo que había interiorizado y tomado como propio. Me bastó con analizar mi comportamiento durante el liceo, cuando tuve cumpleaños de 15, me vi rodeada de compañeros que estaban en la onda de apretar y vi a personas borrachas, para darme cuenta de que no tenía ninguna intención de vivir esas experiencias a esa edad. Ni hablar de engañar a alguien y tener relaciones sexuales, a lo máximo que llegaban mis fantasías era a soñar con que el chico que me gustaba gustara de mí y nos diéramos un beso. Mis intereses estaban tan alejados de lo que en algún momento interioricé como "divertido" al punto de que a las personas que sí consideraban esas actividades como algo divertido las etiquetaba como "putas" y "alzados". Digo esto para demostrar lo extremadamente opuesta que resultó ser mi forma de pensar a la edad de 15 años. Ahora me avergüenzo de todo lo que pensaba y decía. Sé que las cosas no son blanco o negro, que hay matices y que apresurar las cosas es cosa suya y no los hace malas personas. Sigo pensando que no está bien pero ahora ya no me creo mejor persona por haber decidido no hacer esas cosas.
Esto me llevó a pensar en los demás "pensamientos predeterminados" que podría tener en mi mente. Algunos, como en este caso, los erradiqué al darme cuenta que para mí, éticamente, las cosas no funcionaban así. Otros los mantuve durante un largo tiempo hasta que, gracias a otras personas, aprendí que las cosas no tenían que ser de determinada manera. Como fue el caso del "hombre de mi vida". Paso a explicar. Desde que era una niña me vi bombardeada por historias de amor donde la única meta de la mujer era encontrar al hombre de su vida, casarse y "vivir felices para siempre". Crecí creyendo en eso. No pensaba que mi única meta era encontrar a un hombre, pero si creía que la única forma de ser feliz era encontrándolo. Ahora sé que la felicidad es algo que se construye y que depende enteramente de mí. A veces me olvido y me pongo a pensar que si tuviera un novio mi vida sería mejor y me sentiría FELIZ. Pero no es así, si no soy feliz conmigo misma no lo voy a ser con una relación. Cada día me recuerdo que debo trabajar en mí y pensar en mis propias metas, lo que quiero lograr, lo que quiero hacer con mi vida. Claro que quiero encontrar a una persona especial pero mientras tanto, tengo que ocuparme de mí misma. En toda esta idea predeterminada de encontrar al "hombre de mi vida" reconocí otro pensamiento predeterminado: esa persona tiene que ser del sexo masculino. Siempre que imaginé mi futuro había un hombre, nunca una mujer y no porque fuera homofóbica o porque no sintiera atracción por las mujeres, sino porque nunca lo había visto representado. De hecho, siempre tuve una mentalidad abierta con respecto a la sexualidad. Me di cuenta a una edad temprana de que cualquier cosa que hiciera sentir bien al cuerpo y cualquier cosa que hiciera sentir bien al alma estaría bien siempre y cuando no atentara contra la voluntad de la persona que generara esos sentimientos. Es más, recuerdo con orgullo que una vez dije que los bisexuales la tenían clara porque disfrutaban "del helado de crema y del helado de chocolate" (frase que había escuchado en algún lado). Por eso supongo que la única razón por la que nunca imaginé que podría ser feliz encontrando al "hombre de mi vida" O a la "mujer de mi vida" es porque no tuve un ejemplo de felicidad en una relación entre dos mujeres. La única referencia que tenía de algún tipo de relación entre mujeres era de origen sexual por las películas eróticas que miraba en la tele a escondidas, e incluso en ese caso, sabía que era un acting y que no había amor mediante. Cuando jugaba con mi mejor amiga, no la de la escuela sino otra, mi mejor amiga de la infancia, hacíamos como si fuéramos una pareja y ELLA HACÍA DE HOMBRE. Nunca se nos ocurrió ser una pareja de mujeres porque teníamos como modelo esta única representación de pareja romántica que consistía en un hombre y una mujer. Las cosas que hacíamos, más cercanas a lo homosexual que a lo heterosexual, estaban justificadas por la idea de que estábamos pretendiendo ser un hombre y una mujer. Más tarde nos dimos cuenta de que la excitación que nos generaba toda la experiencia era justamente porque eramos dos chicas y nos llegamos a cuestionar si no seríamos lesbianas. Ahora ya no mantengo una amistad con ella pero es por ella que no descarto la posibilidad de que pueda llegar a enamorarme de una chica.
De estos pensamientos determinados que erradiqué, modifiqué y reflexioné al respecto hay varios. Lo que me lleva a concluir que en realidad no sigo siendo igual que siempre. Mi mentalidad cambió mucho. Lo que no cambió es el hecho de que aún no tuve una relación amorosa y ver que mi mejor amiga si tiene una es un recordatorio constante de lo que podría tener pero no tengo. Tuve oportunidades, pero ningún chico me gustaba de verdad. Ya tiré el primer beso a la mierda al besar a un extraño, no voy a hacer lo mismo con un noviazgo. Las cosas a su tiempo. Quisiera que no me afectara pero me afecta. Lo importante es mantener la esperanza y saber que las cosas buenas llevan tiempo y aparecen cuando tienen que aparecer. Al fin y al cabo, la relación que construya conmigo misma es la única que realmente tendrá valor. Yo soy la mujer de mi vida y encontraré a alguien que me acompañe en el camino.

Don't be sad, I know you will
But don't give up until
True love will find you in the end.

1 comentario:

  1. A mi el otro día una amiga también me enseño una nota que le escribí y realmente no pudimos evitar echarnos unas buenas risas las dos, pues como tu bien has descrito en tu texto, ni yo ni ella eramos capaces de verme en esas letras... y gracias porque.. jajaja

    No se, creo que lo bueno del pasado es que mientras duró lo sentíamos así, lo creíamos eterno y tener la posibilidad de echar la mirada atrás nos permite ver cuánto hemos avanzado y crecido incluso sin saberlo ;)

    ResponderEliminar