Mi visión actual del amor

El amor es un tema en el que creo saber mucho aunque la realidad es que no sé prácticamente nada. Me gusta escribir sobre el amor entre dos personas pero no se me hace siempre fácil, y creo que es porque todavía no lo he experimentado. Me guío por las películas, las canciones, y todas esas demostraciones de amor que otros dan, en eso me inspiro para escribir. Trato de que mi relato sea lo más realista posible, realmente lo intento. Creo que cualquiera puede tener la capacidad de escribir algo bueno sobre un tema por más que sea ajeno a él. Basta con tener información e interés para hacerlo. A pesar de que la falta de experiencia lo dificulta bastante…

Mi mirada sobre el amor es positiva, soñadora y claro, idealizada. Una persona que ya se ha enamorado o que ha tenido una relación probablemente pueda dar una visión más equilibrada y no tan perfecta, aunque si realista. Pero aún así su opinión del amor no es la verdadera porque hay tantas opiniones sobre el amor como personas en el mundo.

Me gusta creer en el amor, y cuando digo creer me refiero a pensarlo como algo hermoso y mágico. Porque así es como el verdadero amor se supone que es, “la fuerza más poderosa”. Sin embargo tal vez muy pocas personas hayan experimentado ese amor tan puro, libre de intereses, celos, prejuicios, egoísmo. Libre de todo sentimiento cercano al odio. Porque el odio es lo opuesto al amor. Por lo tanto cuantos más sentimientos de inseguridad humana estén mesclados, más alejadas del verdadero amor estarán las personas. Así es como lo veo yo desde mi inexperiencia. Claro que hablo de inexperiencia refiriéndome a enamorarse porque en el amor al prójimo, si tengo experiencia y tal vez eso sea importante al momento de escribir: conocer un poco sobre el tema para poder improvisar con el resto.

De todas formas intento que mi visión del amor sea bastante realista. Toda relación tiene sus imperfecciones, sus altos y bajos, pero cuando se habla de un amor fuerte se olvida todo lo demás. Los defectos de la otra persona son aceptados y se ven opacados por sus virtudes. Se trata de aceptar al otro completamente.

Es entonces cuando un amor se vuelve puro y real.