21 julio, 2010

Algo que escribí en 4to de liceo estando en el patio del liceo.

Ya no sé quién soy, me siento perdida. ¿Por qué todo se me hace difícil? Ya tuve suficiente en mi infancia, y ahora se vuelve a repetir...¡No puede ser! ¡Siempre yo! De todas las personas, precisamente me eligen a mí. Cada vez que intento avanzar, algo tiene que demostrarme que soy débil, algo tiene que tirarme abajo. El problema no son mis amigos, ni mi familia. Está todo dentro de mí, lo que siento, lo que pienso, lo que elijo, la angustia, la represión, nadie más lo puede percibir. Aunque estoy segura de que si me vieran, más allá de mi sonrisa fingida y prestaran atención a mis ojos, mis muecas, solo por un instante, se darían cuenta que no estoy bien.
Pero, ¿a quién le importa? Las personas que me conocen y me quieren no están conmigo en este momento. Solo somos yo y mi mente, a quien me gustaría callar tantas veces...
No estaría escribiendo esto de no ser por ella. Lo que se siente primero es procesado en la mente. Todo radica allí y debo decir que la mía necesita una limpieza, una depuración de archivos viejos y negativos. Hay personas tan malas ahí afuera, a las cuales todo les sale perfectamente y a mí que soy buena, que pienso en los demás, ¡me toca la piedra de 150kg. sobre la cabeza!
No es justo, nada es justo.
Donde quiera que veo hay injusticias, falsedad, inquietud, NECESITO PAZ. Si lograra sentirme tan fresca y libre como lo hace el viento que sopla sobre mis mejillas en este momento, todo sería diferente. Las circunstancias me llevan a pensar así, radicalmente. Blanco o Negro, Bien o Mal, así resultan las cosas para mí ahora. Es así, me siento sola, incomprendida, diferente, incluso rara. Por fuera puedo parecer otra más del montón, pero en mi interior nada es tan normal, tan positivo. He intentado y lo seguiré haciendo, NO ME PIENSO RENDIR. Tendrán que tirarme demasiadas piedras de 150Kg o más para destruirme. Aunque mis heridas sigan abiertas, tendré que curarlas poco a poco y en algún momento cicatrizarán. Sé que no soy la única que se siente así pero quisiera poder cambiar. Y lo digo en serio, es lo que MÁS QUIERO. Disfrutar, dejar de sentir las lágrimas al borde de mis ojos y la picazón incómoda en la nariz. La opresión en el pecho, los nudos en mi estómago, las ganas de salir corriendo. Quiero tener recuerdos que valgan la pena. Más de los que ya tengo. Sentirme orgullosa de mí misma, tener confianza, decir TODO lo que pienso. No más sonrisas fingidas, no más silencios prolongados, no más inseguridad paralizante. No más miedo ni angustia. Solo conectarme con lo verdadero dentro de mí, con mi esencia. La esencia que distingo al ver mis fotos de cuando era pequeña. La felicidad.

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